Él me dijo que eran las 8:45 de la noche. No
creí lo que acababa de escuchar. Tomamos un taxi para ir al aeropuerto de
Narita. Para mi mala suerte había tráfico y fue imposible llegar a tiempo.
Llegamos al aeropuerto a las 21:20 horas, y el avión ya había despegado. Compré
un boleto para el vuelo de las seis de la tarde del día siguiente, ya que era
el único que aún tenia lugar. No tenía suficiente dinero para quedarme en un
hotel, así que pensé en quedarme a dormir en el aeropuerto. Pero Jun me ofreció
quedarme en su casa. Antes de que
aceptara su propuesta él me insistió mucho. Luego nos dirigimos a su casa.
—¿Vives solo o con tus padres? —pregunté, ya
que tenía mucha curiosidad al respecto.
—Vivo con mi pequeña hermana Aiko.
—¿Tienes más hermanos?
—Tengo una hermana mayor que vive en México. Su
nombre es Sayuri.
—Tadaima
—dijo Jun cuando entramos a su casa.
—Okaeri
oniichan —respondió Aiko, la pequeña hermana de Jun.
—Ella es Alma y esta noche se va quedar a
dormir aquí —él le dijo a su hermana mientras yo hacía una reverencia.
Cenamos y luego nos fuimos a dormir. Me quedé
con Aiko en su habitación. Ella y yo conversamos mientras acomodábamos los futones en el piso.
—Oneechan, ¿de dónde eres? —preguntó Aiko con
mucha curiosidad.
—Soy de México.
—Oneechan,
¿oniisan y tú son novios?
—No, solo somos tomodachis.
—No te creo, oneechan —dijo Aiko con una gran
sonrisa.
Apagamos las luces y nos fuimos a dormir. Al día
siguiente nos levanté temprano. Les ayudé a preparar el desayuno y a hacer la limpieza.
Después tomé un baño, me despedí de Aiko, ya que Jun me acompañaría al aeropuerto.
Le agradecí a ambos por haber dejado que durmiera en su casa. Aiko me abrazó y
me dijo: “Oneechan, cuídate mucho. Que no se te olvide mandarme un correo de
vez en cuando”. Ella me escribió su e-mail
en un trozo de papel.
Jun y yo
nos dirigimos al aeropuerto Narita. En el aeropuerto cuando me despedí de Jun, él
me tomó del brazo.
—Daisuki
da yo —me dijo antes de darme un beso.
—Nani?
—dije muy sorprendida.
—No te vayas, Alma. Quédate por unos días más.
—No puedo. Tengo que regresar a México.
¡Superexcelente! Solo encontré dos detalles:
ResponderEliminar• —pregunté, ya que tenía mucha curiosidad al respecto.
• —él le dijo a su hermana mientras yo hacía una reverencia.
Gracias, profesor. Ya hice las correcciones.
ResponderEliminar¡Es como un anime!
ResponderEliminar¡Me encantó!